martes, 20 de diciembre de 2016

MMXVI

Hace un año y varios meses escribí algo en medio de mi comodidad incómoda. En mi rol de espectadora, en mi papel de "estar bien, normal" y hablando de cómo no creía que fuera a salir alguna vez de esa comodidad. Hubo un período de mi vida marcado por algo en particular y que yo hoy subestimo, como si fuera un juego de nenes, pero fue verdaderamente importante. Un mecanismo de defensa, supongo.
Al margen de la importancia de esto, logré juntar la fuerza para salir de eso, para bancarme el dolor porque era necesario, no era feliz creo. O sí. Era feliz pero no tanto como podía serlo, entonces me fui.
Y hoy cambié. Estoy cambiada y es increíble ver eso. Verme feliz, sin saber por qué. Sé qué cosas ayudaron a eso, lo sé muy bien, pero también es cierto que hay cosas que yo diría faltan. Que otra Coni diría que faltan, pero yo ya no lo digo, mucho menos lo siento. Estoy feliz con mis poquitas personitas, mi poquita música.
Encontré esos pedacitos de mi de los que hablaba, decía que no me encontraba. Volví (o descubrí) mi camino verdaderamente, lo que sí importa, y aunque pueda a veces estar de luto por lo perdido en vida o en sueños, mi vida está en armonía. Y voy a seguir trabajando como este año que pasó para permanecer en esa paz.
Aprovecho quedando 11 días del año para decir que fue un tiempo hermoso. Un año increíble que yo planeaba (ilusa) de cierta manera y fue completamente contrario. Y así de feliz estoy. Mil cosas nuevas y preciosas, valiosas, relevantes, nadie me entendería pero fui recolectando cosas pequeñas en estos 365 días que me terminaron completando. Inmensamente agradecida a Él por estas situaciones que se me cruzaron, por darme la fuerza para seguir adelante y llegar a este día en que encontré todo.
Voy a seguir encontrándome, siempre sabiendo que las cosas mejoran.

martes, 6 de diciembre de 2016

Gracias

Una gran etapa, una parte fundamentalísima de mi hoy fue oficialmente cerrada. Y por eso merecía escribir un poquito, dejar constancia de esto que fue tan fuerte. Realmente pensé que ya lo había superado, que ya le había dicho chau a Avellaneda 4455, pero cuando subí al escenario, cuando lo vi al señor Maisonnave esperandome con mi diploma, cuando la luz (esa luz que tantas emociones me da, tan racconto a Quien Yo, a La Voltereta hermosa que me formó y marcó, y por supuesto ayudó) me dió en la cara no pude más, todo salió a flote durante unos 65 segundos en que no podía respirar ni creer que no pudiera respirar.
Gracias por formarme, por hacerme ver a Dios, sentir el amor y la contención, conocer gente hermosa y gente que deja mucho que desear. Ver lo que es la educación, lo importante que es, y cómo nunca quiero dejar de aprender en mi vida. Quiero probar lo que es enseñar, y aprender del otro también alguna vez en mi vida.
Un año hermoso, lleno de emociones muy fuertes, muchos enojos y estrés pero hoy, hoy, estoy llena de amor. Por la vida, por las cosas nuevas que entraron en estos 365 días y me hicieron tanto bien, y por la toxicidad que dejamos atrás.
Crecer, avanzar, mejorar, como dice esa sabia Coni.
Seguí amando, eligiendo amar, eligiendo a Dios por sobre todas las cosas y mediante Él elegir la vida que querés, ayudando a todos, siendo vos, feliz, colores, alegre, hermosa.

martes, 20 de septiembre de 2016

Carambolear

Si no tenemos amor no tenemos nada. Muy sabio.
Este registro esporádico de mis sensaciones (porque son solo eso, mi percepción) me ayuda a remontarme. Remontarme al pasado como un barriletito, porque me enorgullece ver que avancé, o me impacta ver que retrocedí. De igual manera, ayuda.
Así que ahora estoy en otra etapa llena de otro amor. Un amor diferente, un amor que no me esperaba y que empieza con mayúscula.
Y está en todos, brilla en nuestros ojos, nuestras acciones samaritanas, en esas cosas tan bellas que somos capaces de hacer, en ese arte cotidiano de decir buenos días y por favor. Porque cada día es un nuevo cielo azul, nuevos pajaritos saludando al señor sol que nos hace estornudar cuando lo miramos y salud, gracias.
La juventud me carambolea la sangre, quiero salir, quiero volar, quiero luchar por mejorar. Ahí está lo fundamental. Mejorar.
Qué abstracta estás.
Y no me hagan hablar del poder de abstracción porque no terminamos más.
Un poquito de amor, porque es hora de cambiar lo que llamamos amor. Ojalá pudiera tener siempre esto presente. El amor es un abrazo, o un brazo estirado que te quiso abrazar, o una picardía en la sonrisa que dice que el brazo quiso ser estirado para abrazar pero no pudo.
Cuántas nubes, cuánto humo, cuántos sueños. Amar, amar, morir por los demás. Hasta que te duela. La gente fuerte ama. Un montón.

sábado, 18 de junio de 2016

Dios mío

¿Cuántas cosas cambiaron en estos últimos 6 meses? No sabría decirlo.

No estoy segura de si cambié, de si no, pero la vida es constante cambio, no vamos a cuestionar eso (¿o sí?). Sigo siendo la misma niña confundida y perseguida, sólo que tan ocupada que ya ni tiempo tengo de pensar en esas cosas. En mi. Voluntariamente me llené de actividades para olvidar, y olvidarme. Cuántas cosas podría decir Freud de mi.
Siento cómo estoy alejando y volviendo a atraer a mis seres queridos, en un mambo del que pronto se cansarán y merecidamente quedaré sola. A menos que cambie pronto. ¿Por qué tanto cambio? ¿Me estaré negando a mi misma, o será que esta no soy yo?
La música es siempre un escape, un medio y un fin. Como la felicidad. Y la sabiduría.
Si no tenemos amor no tenemos nada.
Dios mío.